Ha pasado tanto tiempo desde que tengo esta Washburn azul metalizado, que no me queda más remedio que hacer un poco de memoria.
Creo que era un mes de septiembre, de hace seis o siete años. Fui a una tienda de instrumentos musicales de Burjassot llamada Rodrigo Musical. Le tenía echado el ojo desde hacía un tiempo, pero no me acabé de decidir hasta ese mismo día en que entré en la tienda, dispuesto a no salir sin ella en mis manos.
Me la llevé tal cual, sin funda, sin ampli, sin correa, sin nada más que unas pocas púas que Maria Ángeles, regente de la tienda, me había regalado. Usé la funda de la Sonora para transportarla de la tienda a casa en el coche, para así ir un poco protegida.
Ya había tocado anteriormente una guitarra eléctrica. La de un compañero, que me la dejó un verano para que la custodiase durante las tres semanas que se iba a su pueblo natal de vacaciones. No perdí el tiempo, practiqué bastante. Además, también me dejó su pequeño ampli. Recuerdo que tenía distorsión y eso era para mi impresionante. De aquello hace todavía mucho más tiempo. Tanto que no recuerdo marca ni modelo ni de ampli ni de guitarra, aunque sí recuerdo que era el típico clon de la Stratocaster.