Es tradición en esta bitácora, desde hace cuatro años, publicar una entrada celebrando el aniversario de aquella primera vez que escribí algo para alguien más que para mí mismo. Cada veintitrés de junio se recuerda por aquí dicha efemérides, fecha que, además, coincide con la del cumpleaños de un buen amigo mío.
No sólo este blog cumple años, también se cumplen años desde que este tipo que os escribe salió, aunque fuera parcialmente, del cómodo anonimato del internauta medio de la época. Un tiempo en el que no era tan frecuente estar en sitios como Facebook, Twitter, Google Plus y tantas otras webs de ese estilo, en los que ahora pasamos quizá demasiado tiempo.
Ya veis... Cinco años, y sigo sin ser productor musical, ni editor de vídeo, ni animador en 3D, ni diseñador gráfico. Tampoco soy un hacker usando GNU/Linux, ni soy un experto en Windows. De hecho, no conozco más allá del obsoleto XP, que aún sobrevive en los discos duros de mis máquinas, por motivos que ya comenté.
También ha quedado evidente que tampoco soy técnico electrónico.
También ha quedado evidente que tampoco soy técnico electrónico.
Y por supuesto, ni soy informático, ni soy músico. Tal vez entienda un poco de cada cosa, pero no soy un experto en nada, y así quiero seguir. De lo contrario, muchas de las cosas que hago en mis ratos de ocio, cada vez más escasos, dejarían de ser divertidos. Pero eso no impide que deje constancia de las cosas que aprendo en estas páginas, para servirnos a todos de lugar de consulta, a mi mismo el primero.
Tengo novedades para los próximos meses, y algunas reformas, pero no será en este post donde los anuncie, no pretendo alargarlo en exceso. Servíos un cacho de tarta virtual (espero que os guste) y ya volveré en otro momento para anunciaros esos cambios.