martes, 29 de enero de 2013

Trucos Terminal X - Terminar proceso y/o salir de un cuelgue

En ocasiones, se cuelga el sistema entero (no responde el entorno gráfico, mejor dicho) y sospechamos de una aplicación en concreto como la causante. Entonces podemos proceder a su cierre de la siguiente manera:
  1. Abrimos una de las seis terminales virtuales, tal como expliqué en el capítulo III de esta serie.
  2. Una vez abierta la shell, averiguamos qué procesos hay en marcha en el equipo en este momento. Esto se hace simplemente tecleando top y enter.
  3. Si hay algún proceso ocupando el 100%, o incluso más, de CPU, estamos ante el responsable del cuelgue. Tomamos nota mental de su nombre, el que figura en la columna COMMAND, y cerramos top con Ctrl + Z.
  4. Liquidamos el proceso conflictivo con pkill nombre_del_proceso.
  5. Volvemos al entorno gráfico con Ctrl + Alt + F7, y comprobamos que ha desaparecido la aplicación problemática y que tenemos el control del entorno gráfico.

Si todavía persiste el problema, habría que volver a repetir los pasos hasta encontrar y eliminar el proceso que nos está dando por saco. Pero en el caso de que no demos con la tecla, hay otra opción, que consiste en reiniciar el equipo, desde la Terminal, con sudo reboot. Teniendo en cuenta que perderemos datos no guardados, esto lo tendremos como último recurso.

Si el problema está en el entorno gráfico, lo mejor es reiniciarlo. Para eso lo mejor es Ctrl + Alt + tecla retroceso [backspace]. Pero antes hay que activar esa combinación para que funcione. En Michel en la red se explica cómo hacerlo.

Hay otro caso más extremo de cuelgue, que aprovecho para poner aquí. Cuando no es posible entrar en la Terminal con Ctrl + F1, no responde el ratón ni nada... Me refiero a un cuelgue de tres pares, como en Windows, pero sin pantalla azul a continuación. Entonces hay un recurso mejor que pulsar el botón de apagado del ordenador. Se trata de una secuencia de seis combinaciones de teclas, dando algo de tiempo entre cada una de ellas. Manteniendo pulsadas las teclas Alt + Pet Sis o SysRQ (según qué equipo), pulsamos también:

  1. R - Teclado en modo Raw. Es decir, poner el teclado como prioridad absoluta. Tal vez haciendo esto, ya podamos hacer un Ctrl + Alt + F1 e intentar matar el proceso problemático de la manera explicada al principio de esta entrada. Si no lo conseguimos, continuamos con el siguiente paso.
  2. S - Sincronizar discos. Para prevenir pérdida de datos.
  3. E - TErmina todos los procesos del sistema, excepto init.
  4. I - En caso de no poder terminarlos, esta combinación los mata (kIll).
  5. U - Demonta (Unmount) todos los sistemas de ficheros.
  6. B - Reinicia (reBoot) el sistema.

Regla nemotécnica para recordarla: Reinie Su Equipo Inestable UBuntu (leído aquí). Esto último, además de lo explicado en el resto de la entrada, es importante aprendérselo de memoria, porque con el equipo colgado, a no ser que dispongamos de otra máquina para entrar en Internet, no podremos consultar el problema en los buscadores.

Como extra, para los no-amigos de las líneas de comandos, es posible cerrar un programa colgado de manera gráfica en dos sencillos pasos:

  1. Pulsar Alt + F2 (O pulsar Ejecutar en el menú principal, es lo mismo).
  2. Teclear xkill en la ventana que se abre, y luego enter o Aceptar, por supuesto.
  3. Hacer clic con el "cursor asesino" la ventana del programa con problemas de estabilidad. Cuidado de apuntar bien.


domingo, 20 de enero de 2013

Diferencias entre registrar y licenciar una obra

Llevo varias semanas, en realidad mucho más, detectando cierta confusión entre varios creadores de contenidos que conozco (bloggers, poetas, escritores, músicos, etc) con los temas de propiedad intelectual. Es por eso que he decidido escribir esta entrada, con el fin de arrojar un poco de luz sobre el asunto.

Voy a ir al grano. Con demasiada frecuencia leo o escucho la expresión "tengo registrado en Creative Commons [su obra]". Es necesario primero aclarar el concepto registrar.

Aunque en teoría, una obra es propiedad de su autor por el hecho de crearla (esto es importante, hay que hacerla tangible, no valen aquí las ideas no plasmadas), para poder demostrarlo se hace necesario, aunque no obligatorio, el registro.

Cuando registramos una obra, lo que hacemos es anotar en un servicio público que dicha obra es de nuestra autoría, asociando nuestro nombre (el real, por supuesto) al título de la obra, y a una copia de la misma, con la fecha y la hora exactas del registro. De esa manera, en caso de plagio, es posible reclamar.

Para registrar obras están las oficinas del Registro de Propiedad Intelectual en las que, previo pago de las correspondientes tasas, se entregan unos formularios rellenados, junto con la copia de la obra, y una vez hecho se sella con fecha y hora de la entrega.

En Internet también se puede registrar obras. Ahí entra en juego Safe Creative. Una empresa independiente, pero que tiene acuerdos con varios organismos públicos, para garantizar la salvaguarda de la propiedad intelectual de quienes registran con ellos sus obras.

El servicio en Safe Creative es de pago (anual), aunque existe la posibilidad de registrar gratuitamente las obras, pero con algunas limitaciones, como el espacio disponible (2 GB), el número de registros al mes (10 en total), o el tipo de licencias... Y ahora entramos en el resbaladizo terreno de las licencias.

Cuando creamos una obra, por defecto, y salvo que expresemos otra cosa por escrito, nuestra creación tiene todos los derechos reservados, más comúnmente conocido como copyright. Pero si tenemos la intención de compartir nuestra creación con todo el mundo, sin que exista necesidad de que nos tengan que pedir permiso cada vez que alguien la quiera publicar, debemos licenciarla públicamente.

Licenciar es otorgar parte de los derechos que tenemos reservados como autores a cualquier tercero que los necesite. Esos derechos son, en síntesis, la atribución (autoría), el derecho a hacer un uso comercial, y el derecho a crear obras derivadas partiendo de la original. Uno de los sistemas más conocidos y utilizados en la actualidad es el de Creative Commons.


Creative Commons no es un servicio de registro de obras. Su principal función consiste en facilitar textos legales (completos y versiones resumidas), con las condiciones de nuestras licencias, alojados en páginas en sus propios servidores, y facilitar los iconos y enlaces necesarios para su consulta. Dispone de una herramienta para crear los iconos, en función de los derechos que queramos liberar en nuestras obras.

Se sale de los límites de esta entrada explicar cómo elegir tu licencia Creative Commons. Para ello podéis consultar la misma página de Creative Commons, o esta entrada de Charly Morlock, donde lo explica muy bien. También yo mismo compartí hace tiempo un vídeo en flash que lo deja bastante claro. El uso de Creative Commons es gratuito.

Si subimos contenidos a algunas webs (Picasa, Archive.org, Flickr, Jamendo, Youtube o cualquier otra que se os ocurra), con frecuencia nos preguntarán, o habrá la posibilidad de elegir, una licencia CC o el copyright. Haciendo esto no quiere decir que queda registrado, sino que estás licenciando la obra con unas determinadas condiciones, establecidas en la licencia escogida.

Para que una obra se considere registrada, deberían en algún momento habernos preguntado por nuestro nombre, y quedarse registrados la fecha y la hora en alguna base de datos segura. Y poder facilitar un documento que lo demuestre en caso de necesidad. Y para eso, sólo sirven SafeCreative y los registros oficiales de la Propiedad Intelectual.

En resumen, registrar es cuando asociamos nuestro nombre a nuestra obra, con una marca de fecha y hora, para poder demostrar la autoría en caso de necesidad. Licenciar es lo que se hace con Creative Commons, que es liberar algunos derechos de nuestra obra a todos los demás, para que no nos tengan que pedir permisos para la utilización y difusión.

Por lo tanto, no es posible registrar con Creative Commons. Sólo licenciar. Si creemos que por poner el icono y/o el enlace de la licencia CC en nuestra obra queda ya registrada, estamos equivocados, independientemente de donde se haya subido o compartido la obra. Deberíamos pasar la obra a un formato adecuado y pasar por la oficina de registro de propiedad intelectual más cercana y/o subir una copia a la web de SafeCreative en la que, por cierto, debemos poner desde un principio nuestros datos reales, igual que haríamos en la oficina de propiedad intelectual, o podríamos tener problemas muy serios, en caso de necesitar demostrar algo.

Por supuesto, sobraría decir, pero lo digo, que es más que recomendable registrar la obra antes de compartirla o publicarla en ninguna parte, por si acaso.

No quiero cerrar esta entrada sin hacer mención a una noticia muy reciente de hace muy pocos días. Se trata del fallecimiento de Aaron Swartz. En la página de Creative Commons se le rinde un pequeño homenaje, y es que fue una persona clave en la creación de este modelo de licencias, además de en otros proyectos web. No voy a entrar en las motivaciones que le llevaron a quitarse la vida, ni en lo injusta que fue su acusación, por parte de la justicia. Sólo diré que la Red de redes, y la sociedad en general, ha perdido un gran talento.


Referencias:

Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas [wikipedia]

Derechos de Autor [wikipedia]

Declaración Universal de los Derechos Humanos [wikipedia, ver artículo 27]